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dissabte, 20 de setembre del 2008

Caruso


Aquí donde el mar luce

y aúlla fuerte el viento

en una vieja terraza frente al golfo de Sorrento

un hombre abraza a una muchacha

-después de que haya llorado-

se aclara la voz y retoma su canto:

Te amo tanto

pero tanto tanto

que es como una cadena

que funde la sangre de mis venas.

Vio las luces en medio del mar

pensó en las noches en América,

pero eran sólo lámparas

y las limpias proas blancas.

Sintió el dolor en la música

y se apartó del piano,

pero al ver la luna emerger tras una nube

le pareció que era más dulce hasta la muerte.

Miró a los ojos a la muchacha

-a aquellos ojos verdes como el mar-

y de repente apareció una lágrima

y él pensó que se podría ahogar.

Te amo tanto

pero tanto tanto

que es como una cadena

que funde la sangre de mis venas.

La fuerza de la lírica

en la que el drama es siempre falso

donde con algo de maquillaje y de mímica

se puede ser otro…

Pero dos ojos que te miran

tan cercanos y verdaderos

te hacen olvidar las palabras

y confunden tus pensamientos.

Así se vuelve todo pequeño

incluso aquellas noches en América.

Te das la vuelta y ves tu vida

como aquella limpia proa blanca.

Ah, sí, es la vida que finaliza

pero él no piensa en ello tanto.

Más bien se siente feliz

y retoma su canto:

Te amo tanto

pero tanto tanto

que es como una cadena

que funde la sangre de mis venas